sábado, 30 de junio de 2012

Kingdom Come


Hacia 1996 Alex Ross se presentó en las oficinas de DC  con una propuesta personal, una historia de 4 números que involucraba a la mayor parte de los personajes de la editorial. Un proyecto muy ambicioso que, tras algunos problemas iniciales, finalmente se materializó en colaboración con el guionista Mark Waid, que por aquella época se había encargado de las series regulares de Flash y Capitán América.

Kingdom Come nos presenta un futuro en el que los grandes héroes que todos conocemos están en su mayor parte retirados y un gran número de metahumanos ha ocupado su lugar. Sin embargo, el modus operandi de esta nueva hornada de “héroes” causa más problemas de los que soluciona, y nadie tiene el valor ni el poder para plantarles cara. Esta situación obliga a Superman a salir de su retiro para volver a enfundarse su manto kriptoniano  y liderar al elenco del universo DC contra la amenaza de los neo-héroes.

Nos encontramos ante uno de los cómics de superhéroes más humano jamás escrito. No en vano la historia se relata desde el punto de vista del reverendo Norman McCay, un hombre normal que es testigo de cómo el poder entregado a las manos equivocadas por algún dios ocioso amenaza con acabar con todo. Es este toque humano, así como la humanidad con que se perfilan los personajes de DC lo que aumenta el valor del relato, pues se acaba hablando de algo que nos toca a todos: el poder, la responsabilidad que lo acompaña y que por poco que tengamos, debemos esforzarnos para mejorar nuestro mundo. Por el camino se habla de ambición, religión y política, convirtiendo a Kingdom Come en uno de los cómics de género superheróico que abarcan temáticas que atañen a los mortales de manera más acertada.

El dibujo de Alex Ross ayuda en gran medida a transmitir esa terrenalidad, con figuras portentosas e imponentes pero siempre realistas. Los héroes de Alex son lo más cercano a lo que serían en el mundo real. Los guionistas aprovechan también la ocasión para reivindicarla figura del superhéroe original, en la que en el fondo son la personificación de los distintos valores que se atribuyen al ser humano: la fuerza de voluntad de Green Lantern, la fe inquebrantable de Superman, la búsqueda de la justicia de Batman... Esto se contrapone a la ultraviolencia que saturaba a los cómics en los años 90, plasmándolo en la plaga de metahumanos. Es evidente el amor que sienten los autores hacia los personajes con los que crecieron, en la llamada época dorada del cómic americano, pues utilizan a numerosos personajes hoy en día olvidados, reivindicando a algunos como Shazam o devolviendo a Alan Scott su estatus como Green Lantern.

La gran cantidad de personajes rescatados y revisionados convierte a su vez la lectura en un divertido juego, pues el cómic está plagado de guiños y cualquier personaje que puedas recordar de DC puede estar escondido en la siguiente viñeta. No quisiera terminar la reseña sin recomendar la edición Absolute de Planeta, ya no sólo por el tamaño que ayuda a admirar el fantástico dibujo de Ross sino por los extras, que incluyen los bocetos y diferentes diseños de los personajes y una guía de los guiños y referencias que pueden  pasar desapercibidos.

En cualquier caso, Kingdom Come es una lectura necesaria tanto para los seguidores de los superhéroes de DC como para todo el que disfrute de una buena historia con un dibujo incomparable.

Thor: Lágrimas de Dioses


Este volumen contiene Thor vol.2, 13-25 y Thor vol. 2 Annual 

Segundo volumen de la Colección Extra Superhéroes que edita Panini Comics y que recoge el segundo año de la celebrada etapa de Dan Jurgens y John Romita Jr. en la colección. Si con el primer volumen ya mencionábamos la espectacularidad del dibujo, el tono acertado en el tratamiento del personaje y las historias épicas que desarrollaba, en este segundo año se mantienen sus elementos, se les da continuidad y se intentan resolver los nudos argumentales principales, además de proponer algunos diferentes. 

Se suman a la fiesta algunos personajes invitados, traídos a la serie con un envidiable sentido de la coherencia. Así pues tienen su aparición en estas páginas los Cuatro Fantásticos y el malévolo Doctor Muerte, Iron Man para colaborar en una aventura o el poderoso Juggernaut como villano en otra, el inefable Loki hermano de Thor detrás de cada enredo, y el poderoso Thanos intentando la destrucción del universo en un arco final apoteósico. No falta un Odín cascarrabias que fue rescatado del averno en el primer tomo y que aquí se consolida casi como segundo protagonista. 

Así pues, continuidad y puro espectáculo para una de las sagas más importantes del dios del trueno. Lo que entorpece las páginas en este caso, en comparación con el primer año de la colección, es la constante ausencia de Romita Jr. como dibujante, lo que obliga a dibujantes de segunda fila a tomar su relevo casi en la mitad de los números, con el considerable bajón de calidad que eso representa. El desaguisado permite, por otra parte, que el excelente José Ladrönn dibuje uno de los números, único caso en que compensa el cambio de dibujo.

Lectura plena y divertida, excesiva y grandilocuente, poderosa y petulante, tal y como debería ser retratado Thor en sus mejores historias. 

Fuego Negro, de Hernán Rodríguez


Amante de la literatura de terror, después de su trabajo basado en dos relatos de H.P. Lovecraft, el artista Hernán Rodríguez realiza una muy personal obra basada en un manuscrito anónimo encontrado en el pueblo francés de Carcassonne. Autor tanto del guión como del dibujo, su estilo personal y turbador encajan muy bien con la experiencia visual onírica y alucinada que también busca en sus materiales argumentales. 

Fantástica y cuidada edición la de Norma Editorial para la llegada del proyecto a España, en tapa dura y con un excelente formato, las más de 170 páginas de Fuego Negro son una obra magna, un trabajo titánico de la mano de un solo artista desvela tanto su habilidad para adaptar relatos literarios al género del cómic como un dominio evidente de las técnicas narrativas del medio. En la historia, unos soldados de Napoleón quedan atrapados en un pueblo abandonado y les ataca una fuerza sobrenatural que convierte la novela gráfica en un ejercicio de terror que ayuda a desplegar todos los recursos visuales de Rodríguez

El artista opta por un color dominante para cada viñeta como recursos para crear climas y contrastes llenos de fuerza. Rojo para la sangre, para el peligro, blanco para ilustrar la estepa, páginas teñidas de amarillo cuando hay una hoguera, negro para los espíritus del mal. El relato se ajusta a las historias clásicas de terror en las que un grupo de personas tratan de huir de un lugar mientras una criatura misteriosa acaba con ellos uno por uno, lo que permite a Rodríguez jugar con el tono de pesadilla que tan bien domina y disfrazar así las ingenuas tramas que propone un sencillo argumento. 

El principal escollo para considerar Fuego Negro como una obra superior es su diseño de personajes. La dificultad para diferenciar en las viñetas a unos protagonistas de otros resulta evidente en muchos tramos de la lectura, lo que unido al trasfondo plano de cada uno de ellos se materializa en la toma de distancia por parte del lector frente a lo que está leyendo. Se asiste al relato de un grupo de personas cuyo único rasgo conocido es el deseo de salir del pueblo maldito, lo que otorga una dimensión plana al cómic de Hernández, que encuentra en un divertido concepto visual la manera perfecta para divertirse y de paso aterrorizar al personal jugando con su género favorito. 

jueves, 28 de junio de 2012

Concierto Imaginario #9


"New Horizons"

El Noveno Concierto Imaginario está dedicado a tres autores que, con sus obras, fueron capaces de abrir nuevos caminos expresivos a través de una música nada complaciente. La polémica existe en los tres compositores por diferentes motivos. Las piezas que incluimos aquí se cuentan entre las más célebres de sus producciones, y constituyen un buen punto de partida para adentrarse en la obra de cada uno de ellos, además de funcionar como conjunto. 

Se inicia la velada con la versión abreviada de Earth Cry, de Peter Sculthorpe, a modo de obertura sinfónica. El compositor australiano mezcla aquí elementos propios del minimalismo, el carácter épico, procedimientos aditivos y un soberbio uso de la percusión para conformar un retrato de los más hermosos lugares de su país. Obra salvaje y poderosa, poco ortodoxa, cuya respuesta emocional es intensa. 

El programa continúa con el Concierto para Violín del americano Ned Rorem, una obra aparentemente poco accesible que, al adentrarse en ella, se revela pronto como composición maestra, madura y refinada, estructurada en seis breves movimientos sin solución de continuidad y que juega con dos temas que convergen y vuelven a separarse en numerosas ocasiones. En ella hay momentos en los que el solista debe hacer gala de su virtuosismo tanto como de su capacidad poética para los pasajes más líricos, como en todo buen concierto. Lo más llamativo de la pieza es su capacidad para unir a solista y orquesta bajo un solo lenguaje y, al mismo tiempo, no perder nunca de vista la identidad propia del violín como narrador. 

La segunda parte del concierto está dedicada a la Primera Sinfonía de Sir Michael Tippett, compositor cuya obra sigue siendo muy celebrada en su país de origen. Casi un Concierto para Orquesta con opus sinfónico. La discusión sobre sus procedimientos musicales, sin embargo, le acarrearon no pocos problemas durante su carrera como ocurre con una Primera Sinfonía que está llena de un humor que los críticos más tradicionales entendieron como una falta de respeto. Demasiado irreverente para ser considerado serio. Tippett parece dominar todos los conceptos del clasicismo y utilizarlos retorcidamente para reírse de ellos. Nada más lejos de la realidad, pues el objetivo no es otro que actualizar aquellos procedimientos para construir un discurso basado en la alegría como clima sobre el que enfocar toda la obra. Incluso el solemne Adagio suena como si fuese un enorme chiste.

Música plena de belleza que requiere de la entrega del oyente para ser disfrutada por completo, pues su carácter poco accesible les valieron en su tiempo no pocas críticas. Nuevos horizontes, decisiones valientes y controvertidas. Obras malditas que encuentran en el presente, por fin, la gloria que siempre merecieron. 

Puedes ponerte en contacto con nosotros, proponer sugerencias y charlar de la iniciativa vía Twitter a través del hasthag #ConciertoImaginario

Enlace a Spotify para el Concierto Imaginario #9


Grandes páginas del cómic (V)


Aprovechando el beso en la luna de Frank Quitely hacemos hoy protagonista a otro beso entre Lois y Superman, un poco más reciente. La etapa de Brian Azzarello por la serie regular del hombre de acero fue muy cuestionada, hasta el punto de que aún hoy se pone en duda la capacidad del guionista para enfrentar el género superheróico. Este hecho no implica que no existan grandes momentos en Superman: Por el mañana sobre todo a nivel visual, debido a que fue el dibujante Jim Lee quien puso en marcha el proyecto por su expreso deseo de ilustrar una historia del célebre superhéroe. 

La inventiva de Lee demuestra un derroche continuo, como si cada página fuese para él un reto importante. Divide el momento (ver página completa), que quizás en manos de otro artista hubiese sido tratado con poco interés, en cuatro viñetas llenas de fuerza e interconectadas entre sí. La inclinación a la que está sometida cada viñeta da una acertada idea de la altura a la que está la pareja y la posible sensación de vértigo de Lois tras el vuelo improvisado. Ya no importa el peligro, sólo importa el encuentro. 

miércoles, 27 de junio de 2012

The Ultimates: Vengadores


Panini Comics ha sabido aprovechar el éxito cinematográfico de la película Los Vengadores y ha reeditado, de manera muy acertada, la serie que funcionó como evidente referencia del guión escrito para el cine por Joss Whedon

Considerado como un cómic imprescindible de la pasada década por muchos lectores, que también coinciden en señalar lo mucho que les cuesta recuperar las sensaciones de aquella primera lectura, lo cierto es que la obra no ha envejecido tanto como muchos consideran, continuando aún hoy en el Olimpo de las grandes aproximaciones a estos personajes. 

Mark Millar propuso su visión de Los Vengadores justo en uno de los momentos de menos popularidad de su historia, interesado en ofrecer una versión madura y realista de unos personajes en otro tiempo gloriosos. El objetivo de The Ultimates es relatar cómo sería la llegada de los superhéroes más poderosos del mundo en la realidad del presente, cómo actuarían dentro de un entorno real y actual, todo ello ilustrado por un enorme Bryan Hitch que realiza aquí el que posiblemente sea el mejor de sus trabajos en una brillante carrera. 

El primer tomo de Panini reeditado para la ocasión titulado Vengadores incluye los seis primeros números de la saga, y ofrece la posibilidad de disfrutar del primer gran arco completo con el que Millar quiso comenzar la revisión del mito. En él se dan cita la política, el realismo, la crueldad, la exploración profunda de los personajes y sus motivaciones y, en fin, el desarrollo de un universo superheróico de sorprendente madurez que sentó cátedra en el género y un éxito inmediato a partir de su misma fecha de publicación. 

En The Ultimates podemos encontrar a uno de los mejores Capitán América jamás escritos, enriquecido por el conflicto de haber despertado cincuenta años en el futuro y encontrarse con que todos sus conocidos han muerto o son ahora unos ancianos. Soberbio Iron Man, esbozado como mente prodigio y como ser que tiende a la autodestrucción, o ese Thor idealista y en contra del sistema que se ha quedado a vivir entre los humanos para proclamar su ideología no violenta. El conflicto matrimonial entre el Hombre gigante y Avispa pone sobre la mesa la relación de pareja en un hostil entorno de superhombres. Y finalmente, Hulk, cuya dimensión de su fuerza queda patente en su retrato no tanto de un superhéroe como de una bomba de relojería a la que hay que mantener controlada. Una bestia que no sale a luchar, sino a la que se suelta. 

El concepto que revela el guionista es que para adaptar a los personajes en el mundo corriente debe despojarse a aquellos mitos de sus retratos idealistas y de sus representaciones imposibles. En el mundo real los superhéroes son capaces de matar, de odiar, de sufrir, de tener celos de su pareja o de amar y no ser correspondido. El éxito de Millar es el de confrontar al hombre por encima del héroe. 

martes, 26 de junio de 2012

Grandes páginas del cómic (IV)


Debía estar, por derecho propio, al menos una página del monumental Superman: All Star de Grant Morrison y Frank Quitely en esta sección. Se trata de uno de esos cómics donde podría seleccionarse cualquier página al azar y encontraríamos motivos suficientes en ella para ensalzarla, pues es una obra única en la que la visión del guionista encajó de manera sublime con la narración del dibujante.

De entre todas sus posibles opciones, la opción escogida es la que quizás sea su más impresionante splash page (ver página completa) para retratar un momento de verdadera intensidad en la vida de ambos personajes. El viaje de Lois convertida en Superwoman junto a su amado a la superficie lunar para darse juntos un beso, un plan que Superman confiesa haber querido hacer mucho tiempo atrás. En aquel beso, la mortalidad del ser humano choca con el gesto romántico inmortal y convierte el momento en imperecedero. Como el mito de Lois Lane. Como el propio Superman

lunes, 25 de junio de 2012

Wonder Woman #1



El volumen 1 de ECC de Wonder Woman incluye los 4 primeros números de la serie 


Desde que diera comienzo el llamado Nuevo Universo DC el pasado mes de Septiembre, sin duda una de las series más celebradas por el público ha sido la protagonizada por la princesa Diana, más conocida como Wonder Woman. Este mes al fin podremos comprobar en nuestro país de la mano de ECC si es justo tanto revuelo. A priori llama la atención la elección de guionista, Brian Azzarello, que parece no encajar con el perfil del personaje si nos fijamos en el resto de su obra. Sin embargo Azzarello ya ha probado su valía como guionista y verle en un ámbito distinto, aplicando su particular estilo al personaje ya es motivo suficiente para confiar y acercarnos a esta serie al menos por curiosidad.

Wonder Woman siempre ha sido uno de los personajes esenciales de DC, formando junto a Batman y Superman la denominada Trinidad. Sin embargo esto no parece estar al nivel de la calidad y popularidad de sus series. Pocos son los villanos que recordaremos de la amazonas y pocas sus historias individuales a destacar, por lo que parece que el personaje tenga más importancia en las historias conjuntas y como figura de la editorial. Tampoco ayudan los prejuicios que aún perduran, tanto por parte de editores como lectores, de que las series protagonizadas por mujeres son para mujeres. Por otro lado, al igual que sucede con otros dioses del cómic, como es el caso de Thor, su carácter de deidad hace un tanto más difícil empatizar con el personaje y tener la sensación de que realmente corre peligro o que aprenderá una importante lección de su última aventura.

Azzarello es consciente de todo esto y orquesta una trama que cambiará la perspectiva que muchos tienen del personaje. En primer lugar toma la acertada decisión de rodear a Diana de una amplia galería de dioses, los de la mitología griega ni más ni menos, enfrentados por el inminente nacimiento de un nuevo hijo de Zeus fruto de su relación con una mortal, a la que Diana se encargará de proteger. La elección de estos personajes no podría ser más acertada, pues algo que siempre los ha caracterizado es que a pesar de vivir en el Olimpo tienen conflictos muy humanos y se mueven por envidias, rencores y ambición. Viendo el devenir de la trama nos damos cuenta de que Azzarello no está tan fuera de su medio y su estilo se mantiene intacto pues al fin y al cabo, los dioses no son tan diferentes de las bandas de mafiosos que pueblan sus historias. El guionista se atreve también a revisar el origen del personaje, lo que confiere a esta serie una verdadera sensación de reinicio que se echa de menos en el resto del NuDC.

No podemos acabar esta reseña sin destacar el dibujo de Cliff Chiang, que nos presenta un estilo algo cartoon, alejado del realismo y las formas voluptuosas que suelen acompañar a Wonder Woman. El estilo sencillo junto al llamativo color transmiten la sensación de estar ante un verdadero icono, dándole el toque definitivo y distintivo a la serie. Cabe destacar también el diseño de algunos de los dioses aparecidos hasta el momento, con un aspecto sucio, moderno, pero a la vez fácil de identificar con la mitología y en perfecta consonancia con el estilo del guión.

Azzarello ha declarado que se ofreció a escribir esta serie al escuchar las (desastrosas) intenciones que DC tenía para el personaje. No quiero saber que tendrían Didio y compañía en la cabeza, pero sin duda doy gracias de que este haya sido el resultado final.

domingo, 24 de junio de 2012

Kick-ass 2


El cómic escrito por Mark Millar y dibujado por John Romita Jr. que alcanzó unas altísimas cotas de popularidad en 2010, en gran parte por su adaptación fílmica, tiene segunda parte. Es probable que algunos recibáis la noticia en este momento, pero tampoco hay que preocuparse, pues desde ya aviso que no alcanza los niveles de la serie original, lo que junto a los retrasos en su publicación (al igual que sucediera con la serie original) no han ayudado precisamente a que haga mucho ruido fuera de Estados Unidos.

En esta secuela Mark Millar continúa con la historia de Dave Lizewski (Kick-ass) y Mindy McCready (Hit-girl). Mientras el primero continúa con su cruzada contra el crimen, la segunda intenta alejarse de su alter-ego para complacer a sus padres, aunque no será fácil contener su verdadera naturaleza. El resto de los ingredientes se mantiene de forma similar. Si en la primera parte llamaba la atención la forma en que Millar aplicaba una óptica realista al universo de los cómics de superhéroes y al concepto del héroe urbano principalmente, en esta segunda parte pone el punto de mira en los grupos de héroes y los supervillanos, encabezados por un Red-Mist rebautizado como Motherfucker. Este nombre es un interesante indicador del tono que alcanza por momentos la historia, pues el tono realista está muy bien conseguido en las acciones de los villanos, con situaciones que resultan bastante estremecedoras, ya sea por la violencia gráfica o por la crueldad de la idea que se plantea. Que en estos tiempos en los que estamos tan acostumbrados a la violencia explícita, el que un cómic aún sea capaz de estremecerte es sin duda algo digno de reseñar. Lástima que el resto de la obra no pueda equiparar a estos momentos de lucidez.

El hecho de que Millar tenga su propia línea editorial (Millarworld) y que en muchas ocasiones le compren los derechos de sus obras para llevarlas al cine incluso antes de que él las tenga claras en su cabeza, no han ayudado precisamente a mejorar la calidad de su trabajo. De un tiempo a esta parte se ha hecho evidente un creciente nivel de acomodamiento en sus guiones, hasta el punto de que lo que antes eran sus señas de identidad se han convertido en puros clichés. A esto hay que añadir las frases ultraflipadas que se utilizan para publicitar las series de Millarworld, que le hacen un flaco favor a los cómics, pues ya sabemos el arma de doble filo que es el hype, maniobra tan utilizada en estos tiempos. Me viene además a la cabeza la idea de que si precisamente, al tener Mark Millar el control de su línea editorial no le sería más sencillo salvar estas situaciones, evitando promociones que pongan el listón mucho más arriba del resultado final. Quizás es que no le interesa dejar de ser el flipado de turno, o quizás es que ni siquiera sabe por donde continuará la historia, que con el tiempo que pasa entre número y número no es nada descabellado.

Para conocer de primera mano a lo que me refiero con la comodidad de las últimas obras de Mark Millar, les insto a leer Némesis, un compendio de sus tics llevados al extremo con una leve línea argumental para unirlos. 

JLA #2 y Liga de la Justicia Oscura #1



El segundo número de ECC de JLA incluye el número 2 de la serie original, mientras que Liga de la Justicia Oscura contiene 4 números americanos

La dupla formada por Geoff Johns y Jim Lee al frente de la serie de la Liga de la Justicia mantiene en este segundo número las pautas marcadas en su debut, de lo que no puedo sino alegrarme. Si en el primer número la acción se centraba en cómo se conocen Batman y Green Lantern, dejándonos con un inminente enfrentamiento a Superman, la mayor parte de este número abarca este choque de egos, introduce a Flash y deja casi rematado el origen de Cyborg. Nada más comenzar a pasar las hojas Jim Lee nos regala dos splash pages dobles con sólo dos páginas de diferencia, algo que podría resultar excesivo, pero en mi caso no puedo evitar detenerme a admirarlas. Cuestión de filias y fobias, como ya comentamos en la reseña del primer número de la serie. La llegada de Flash sirve para dinamizar aún más si cabe el relato con su divertido encontronazo con el héroe de Metrópolis. Es de hecho el humor que salpica las páginas lo que le da el toque definitivo a esta serie y la define como lo que es: una serie de entretenimiento y espectáculo en estado puro.

Por otro lado tenemos a la otra serie liguera editada en nuestro país por el momento: la Liga de la Justicia Oscura. Bajo este sugerente título se agrupan personajes del pasado y presente de la editorial y la línea Vertigo, con una marcada vertiente paranormal, por lo que no hace falta ser muy inteligente para imaginar a que tipo de amenazas se enfrentarán. De hecho, en el primer número se muestra de forma hábil como Encantadora, la primera villana de la serie, se deshace sin muchas dificultades la la Liga de la Justicia originalDe esta manera, el guionista Peter Milligan dedica estos cuatro números a presentar a los personajes e ir moviendo las piezas que confluyan en su definitiva asociación, con ayuda del nada desdeñable dibujo de Mikel Janín.

A priori la idea parece muy interesante y es inevitable sentir curiosidad por ver a personajes tan conocidos como John Constantine o Zatanna, luchar junto a otros más desconocidos para el gran público como Shade o Deadman. Sin embargo estos cuatro números dan una cierta sensación de inconsistencia, pues Milligan se empeña en introducir a todos los personajes en cada número, por lo que apenas hay espacio para aportar información sobre cada uno de ellos y además presentar la amenaza de Encantadora. Es aquí donde falla esta serie en comparación con la Liga de la Justicia de Johns, que apuesta por una introducción progresiva de los personajes, a pesar de que ser de sobra conocidos por el  público. 

Aún así creo que es justo darle una oportunidad a esta otra liga, por proponer una temática algo diferente, y más en vistas de que a partir del número 9 Jeff Lemire, guionista del actual Animal Man, sustituirá a Peter Milligan en el guión.

sábado, 23 de junio de 2012

S.H.I.E.L.D.


¿Qué pasaría si la organización Shield hubiese existido ya desde la época de los faraones egipcios para defender al planeta de las invasiones alienígenas y peligros imposibles de afrontar por el ser humano? Ambiciosa, sin duda, la apuesta de Marvel por convertir el trasfondo de su carismática organización en una epopeya histórica. De esta manera, Leonardo Da Vinci, Miguel Angel, Isaac Newton o Nostradamus se convierten, por obra y gracia del cómic, en los más aguerridos superhéroes

La magnitud del proyecto puede percibirse en el cuidado de los guiones, en la intención de ofrecer un relato denso y muy bien trenzado a través del tiempo, en la seriedad con la que introduce a personajes célebres de la historia en una trama llena de fantasía. Guión que peca de esas excesivas ambiciones y que debe lidiar con la necesidad de un estilo accesible propio de una colección regular de la gran editorial. 

El estupendo dibujo de Dustin Weaver que se consagra como gran estrella y su portentoso colorido ayudan a recordar también, en todo momento, que nos encontramos frente a una de las joyas de Marvel de su presente editorial. Nada decepciona, a pesar de las enormes expectativas que había desatado su promoción. ¿Alguna vez soñaste que Da Vinci se convertía en un héroe de ficción? ¿Que el universo de Marvel se fundía con la historia de la humanidad? Entonces este es tu cómic. 

Miedo Encarnado: El Día Después


¿Creían que Miedo Encarnado ya había concluido? ¡Ni mucho menos! Aún hay cuerda para rato, pues los buenos de Marvel exprimieron el jugo de tal manera al evento que resulta virtualmente imposible hacerse con todas las cabeceras que comporta esta discutible aventura. Una vez terminado, Christopher Yost, Matt Fraction y sus amigos se sacan de la manga una última epopeya, una mini-serie de doce números que en España tendrá la ventaja de ser editado en cuatro cómodos comic-books, y que versa sobre la travesía de Valkiria intentando que la villana Pecado no se haga con las armas malditas que han propiciado un año entero conviviendo con un evento bastante decepcionante en general. 

A pesar de todas las cabezas pensantes que se han ocupado de que El Día Después se dedique a atar todos los cabos sueltos que dejó el evento a su paso, del guión propiamente dicho se encarga en solitario Cullen Bunn, mientras que del dibujo se ocupan Paul Pelletier y Mark Bagley que, si bien tienen estilos muy parecidos entre sí, la dupla contribuye a que el cómic tenga ciertas desigualdades en su modo de narrar que lo relegan a producto menor. Sin embargo, la oportunidad de recuperar el protagonismo de un personaje clásico y la celeridad con la que va a ser editada la colección son alicientes tentadores para seguirla. 

X-Men: Regénesis


Tras el evento Cisma y sus radicales consecuencias ha llegado por fin a España la Regénesis de la Patrulla X, en la que se terminan creando dos grupos diferentes, comandados uno por Cíclope y otro por Lobezno. La separación ha dado lugar a dos cabeceras diferentes, con lo que el aficionado a los mutantes tiene ahora buen trabajo para qué decidir qué material quiere seguir y cuál se adapta mejor a sus preferencias. 

A modo de introducción se publica, en formato grapa, el número 0 de Regénesis, que sirve como enlace entre lo ocurrido en Cisma y el comienzo de ambas colecciones por separado. En él, tanto Cíclope como Lobezno compiten en una carrera por convencer a los otros mutantes de que se unan a su formación particular, mientras tiene lugar una metáfora visual en la que se compara a los dos protagonistas con los jefes de una tribu salvaje, y a la vez que luchan entre ellos sus compañeros se unen a uno u otro bando. El cómic es una excelente introducción a cualquiera de las dos colecciones, si bien no se trata de una historia imprescindible para entender ambas cabeceras. 

La serie que queda con el título de La imposible Patrulla X pertenece al grupo liderado por Cíclope, está escrita por el imaginativo Kieron Gillen y dibujada de manera excelente por el conocido Carlos Pacheco. Tiene la serie el sabor clásico de las historias del grupo, muy cercano al estilo que Chris Claremont imprimiera a estos personajes durante las décadas pasadas. El primer número se estrena de manera gloriosa con la devastadora entrada en acción del villano Siniestro como prueba de fuego para el grupo. Sabor clásico y un dibujo estupendo para disfrutar de los mutantes sin olvidar sus raíces. 

Y para los más valientes, la cabecera Lobezno y la Patrulla X se ofrece como la mayor apuesta creativa de los últimos tiempos en la Casa de las Ideas. El concepto no podría ser más rompedor. A los guiones se encuentra el joven Jason Aaron, cuyos lectores asiduos ya conocerán la reescritura que está haciendo de muchos personajes importantes de la editorial, y a los dibujos se encuentra Chris Bachalo con su peculiar y controvertido estilo. Es la cabecera con diferencia más divertida, pero también la más arriesgada. Lobezno establece su base de operaciones sobre los cimientos de la antigua escuela de Xavier. El primer número cuenta una difícil misión: que la escuela pase la inspección del departamento de educación del estado

Dos cabeceras muy dispares entre sí, valiosas ambas por muy diferentes motivos, para tres cómics que se colocan entre las novedades más importantes del momento en la franquicia mutante. Una oportunidad creativa de grandes proporciones, al mismo tiempo que un momento glorioso para el coleccionista. 

Batman #2


¡OJO! El número 2 de Batman publicado por ECC en España se corresponde con los números #1 y #2 de la serie Detective Comics, y no está vinculado con el número 1 que ha publicado ECC

Sigue siendo sorprendente la carta blanca que le ha sido otorgada a Tony Daniel en el seno de DC, antes dibujante de la serie regular de Batman y al que ahora se le encomienda tanto el guión como el dibujo de una de las cabeceras más importantes, Detective Comics, firmando un cómic oscuro y repleto de acción con el Joker como villano. 

La realidad es que, a pesar de que el cómic entretiene y muestra un gran nivel, los guiones de Daniel están muy por debajo de los de los últimos autores que se han enfrentado a la escritura del caballero oscuro. Además, en la inevitable comparación con la serie junto a la que convive, la guionizada por Scott Snyder, su compañero gana por amplio margen. Detective Comics entretiene pero no llega nunca a la profundidad del trasfondo ni a la genialidad de las tramas con la que está concebida la serie de Batman escrita por Snyder

Por si fuera poco, el punto fuerte de Daniel como dibujante se resiente a menudo durante la lectura del cómic. Batman muestra proporciones discutibles y diferentes en cada viñeta en la que aparece, a veces grotesco, como si dibujarlo de repente fuera una desagradable dificultad. El autor se permite, además, copiar descaradamente una doble splash page perteneciente al All Star de Jim Lee, guiño a los lectores que resulta cuando menos discutible. 

No puede afirmarse que Detective Comics sea una mala serie. Es una lectura pasable que se anuncia como un breve arco argumental de cuatro números americanos. El nivel de excelencia mostrado por la otra cabecera de Batman es tan alto, por contra, que la comparación resulta nefasta. 

viernes, 22 de junio de 2012

Minetti Quartet: Mendelssohn


El jovencísimo Minetti Quartet se mide a los Opus 12 y 13 de Mendelssohn, cuartetos también de juventud pero trazados ya con la inventiva melódica que caracterizó la obra del compositor. La interpretación, a la altura de la música. Ligereza, agilidad y jovialidad, aunque a veces se eche un poco en falta la profundidad en la interpretación propia de la experiencia. El Minetti es un cuarteto prometedor pero aún no han llegado a su máximo nivel. El margen de mejora es alentador. 

Este registro de Hänssler Classic debería convertirse en el manual del momento sobre cómo grabar música de cámara. Qué control de los espacios, de las dinámicas, qué brillantez en los sonidos y matices al recoger las texturas de los cuatro instrumentos. Sólo por el disfrute de la calidad sonora ya vale la pena acercarse al disco. Suerte que, además, su interior está casi a la misma altura. 


Telemann: 12 fantasías para viola


Hermosa propuesta la del sello Berlin Classics de editar las 12 Fantasías para Viola de Georg Philipp Telemann (1681-1767) de la mano del solista Ori Kam. La ejecución es muy correcta y el brío poético de lo interpretado se deja entrever en los movimientos lentos, pero lo más destacable del álbum es la calidad de la grabación, con un sonido envolvente, dinámico y limpio, luminoso y nada estridente en un instrumento cuya correcta sonoridad es muy difícil de registrar. 

Esta calidad de lo grabado hace que la versión de Ori Kam se convierta en álbum de referencia de la pieza, pues no hay un registro sonoro de un solista tan joven realizado con la sonoridad que demandan los equipos de reproducción del presente. Las 12 Fantasías invitan a ser escuchadas de principio a fin como parte de un gran conjunto o como si, en el fondo, fuesen todas parte de la misma obra. La obra de Telemann se revela con luminosidad como una delicia para los oídos y una agradable compañera musical. 

Concierto Imaginario #8




"Lindberg al cubo"

Seguro que todos nos hemos preguntado alguna vez sobre la importancia que tiene un nombre para un artista. ¿Cómo va a pasar a la posteridad alguien que se llame Paco Sánchez, José Pérez o Alberto Rodríguez? Es necesario que un artista tenga un nombre imponente, poliédrico, como Ludwig Van Beethoven, Karlheinz Stockhausen, Einojuhani Rautavaara... o, en el otro extremo, sencillo, sonoro y fácil de recordar, como Arvo Pärt, Steve Reich o Philip Glass. En España, en el XIX, tuvimos al exitoso Manuel García, pero su obra hoy apenas se recuerda. Digo yo... ¿y si se hubiese llamado Emmanuel di Garza? Quién sabe si hoy no sería más conocido.

Esto, claro está, son elucubraciones bastante tontas. La historia -o los historiadores- termina por poner a cada compositor en su lugar y lo suele hacer por encima de cuestiones tan banales como el nombre. Sin embargo, como el Concierto Imaginario es el lugar indicado para las especulaciones musicales más libres, se me ha ocurrido vertebrar un programa sinfónico en torno a eso tan banal: los nombres de los compositores. Han sido cuatro, y su presencia en el Concierto Imaginario se debe al gran, enorme mérito de apellidarse igual, sin importar su época, su estilo o su reconocimiento internacional. 

Y es que el apellido escogido para vertebrar este programa ha sido Lindberg, un apellido que en Suecia es tan común como nuestros Pérez, García o Sánchez. El apellido proviene de Alemania y significa “montaña (berg) cubierta de tilos (lind)”, pero es extraordinariamente popular en Suecia y en otros lugares, como América, que en el pasado acogieron mucha inmigración de los países germánicos. En mi investigación sobre músicos que se apellidan Lindberg en Suecia me he encontrado con decenas de coincidencias: músicos de clásica, de jazz, de rock, de heavy metal e, incluso, una cantautora bastante conocida. La selección ha sido, por tanto, escoger entre las obras y autores que mejor se adaptaban a un concierto sinfónico. Y resulta que varios de ellos son grandes autoridades.

El programa se abre con Tre Dalmålningar (Tres pinturas de Dalarna) de Oskar Lindberg (1887-1955), uno de los compositores más destacados del nacionalismo musical sueco. Dalarna es una provincia en el centro del país con un papel muy importante en la construcción de la identidad nacional sueca. Muchas de las estampas típicamente suecas, pinturas, vestuarios, que nos vienen a la cabeza proceden de Dalarna, y también es uno de las regiones que mejor ha conservado su música folclórica. Varios compositores suecos han escrito obras inspiradas en la cultura de Dalarna, y estas Tre Dalmålningar se cuentan entre las más conocidas.

Con la siguiente obra nos vamos hasta el músico apellidado Lindberg más famoso en todo el
mundo en la actualidad. Se trata de Christian Lindberg, un trombonista excepcional que colabora habitualmente con las mejores orquestas del mundo que ha encargado y estrenado muchísima música contemporánea para el instrumento. Pero Christian Lindberg es él mismo un compositor muy destacado, creador de una música de extraordinaria factura técnica y que se mueve muy hábilmente en los límites de un lirismo tradicional sin renunciar a los logros de la vanguardia musical. La obra escogida ha sido su Flute Concerto, The World of Montuagretta. Un concierto inspirado por un documental que Lindberg vio en la televisión y que trataba sobre la vida de los travestis en Brasil. Montuagretta es el nombre que le dio a uno de ellos, y una de las cosas que quería plasmar en este concierto para flauta, estrenado por Sharon Bezaly, era la capacidad de este joven travesti para “conservar su inocencia, su afabilidad y su visión optimista de la vida, a pesar de que su existencia, a la mayoría de nosotros, nos parecería sumida en la más pura miseria.”

Tras Christian llegará otro Lindberg, también contemporáneo y también famosísimo: Magnus LindbergUna de las grades figuras de la vanguardia musical finlandesa, Magnus Lindberg ha destacado sobre todo por su extensa producción de música para orquesta. Creador de mundos sonoros de intenso colorismo y un maestro indiscutible del arte de la orquestación, he escogido una obra creada entre 1994 y 1995, “Arena”, que destaca por una extraordinaria luminosidad que surge de una orquestación de densidad abrumadora ¿Puede algo denso ser también luminoso? Bueno, aquí está la prueba.

Por último, el Concierto Imaginario se cierra con uno de los grandes nombres del jazz sueco, Nils Lindberg. Un magnífico compositor que también ha sabido moverse con habilidad en otros estilos como la música folk o el sinfonismo, aunque salpicados siempre de toques jazzísticos. Tras la intensidad de Arena de Magnus Lindberg, la divertidísima Suite Lapona para clarinete, piano, grupo rítmico y orquesta de Nils es el contrapunto ideal y un fin de fiesta perfecto para este programa “Lindberg al cubo”

Texto y selección de @MikelChamizo. Puedes ponerte en contacto con nosotros, proponer sugerencias y charlar de la iniciativa vía Twitter a través del hasthag #ConciertoImaginario

Enlace a Spotify para el Concierto Imaginario #8

jueves, 21 de junio de 2012

Caballero Luna: El Fondo


Después de sorprenderme con el cacufet relleno que era la nueva etapa de Brian Michael Bendis con el Caballero Luna, ese guionista que se cree que es un visionario porque le dieron carta blanca escribiendo infinitos números en la serie de Los Vengadores y puede hacer un comicazo de cualquier superhéroe, me decidí a hacerme con la etapa anterior del personaje, hecha por Charlie Huston en el guión y David Finch a los lápices.

Y el buen lector dirá: "Usted lo que es un primo, porque aquello de Bendis era como para no volver a leerse nada de ese superhéroe vestido con pijama blanco". Pues resulta que no, que fue todo un acierto, primero para quitarme el mal sabor de la serie actual, y también para recuperar las buenas sensaciones con un personaje que siempre me ha parecido fascinante, con mucho potencial y muy poco explotado.

Charlie Huston es un señor que lo debe haber pasado mal. Yo no entiendo mucho, pero todo el tema de la culpabilidad del protagonista está presente en todo el cómic, y eso es mala señal. Mira a ver, que al final uno se pone triste de hablar tanto de cosas malas. Por lo visto lo que hace Huston es revitalizar los rasgos tradicionales del personaje y adaptarlos a la época actual. Eso se percibe claramente en la manera en que reescribe sobre todo a sus compañeros clásicos... Y porque lo leí en la introducción que sale al principio de mi cómic.

Y David Finch, que ahora es un autor tan cremoso que sólo se dedica a hacer portadas de cómics y cuando dibuja el interior es que también escribe el guión y todo. Una superstar del medio. Pues aquí dibuja las portadas y también el interior. Qué tío más sucio. Sangre por todas partes, músculos, y oscuridad de una manera exagerada. Hay más color negro en las páginas que viñetas. Pero resulta que al final ese estilo, en plan desmadrado, le viene de perlas a la historia, que busca todo el rato el estilo brutal y el clásico argumento de darse cabezazos contra la pared. 

Yo lo recomiendo. Y eso que no somos mucho de recomendar por aquí. 

Vocabulario:

Cacufet relleno: 1. Dícese de aquel excremento que contiene en su interior algún tipo de contenido gelatinoso. 2. Plato típico en algunas culturas coprófagas. 3. Action Comics, de Grant Morrison.

Caballero luna: Personaje creado por la editorial Marvel en los años setenta, que cree ser la encarnación de un dios egipcio e imparte justicia por las calles. En la década de su nacimiento se le llegó a considerar el personaje más parecido a Batman de la editorial enemiga. Batman nunca llegó a pronunciarse al respecto.


LeBron James tiene un anillo


Tenía 15 años cuando se le empezó a considerar la promesa de una futura leyenda del baloncesto. A los 16 años ocupó su primera portada, destinado a ser el gran dominador de la NBA de su época, aún siendo un adolescente. LeBron James ha estado conviviendo con la presión de tener que ser no un gran jugador, sino el mejor jugador en la historia del baloncesto, desde aquella edad. 

Desde que aterrizara en la liga, en 2004, el jugador no ha dejado de cosechar todos los premios individuales posibles y de pulverizar todos los registros estadísticos de las grandes leyendas de este deporte. Algunos vieron en él la amenaza de destronar el nombre y el prestigio del jugador predilecto de todo aficionado: Michael Jordan. Y desde entonces se inició una persecución y un odio irracional hacia un jugador que no estaba destinado a suceder a Jordan, ni a superarle en nada, sino a convivir con él en el olimpo, a ocupar junto a la leyenda de los Chicago Bulls un lugar al que ningún otro ha llegado. 


Y eso que el jugador es la evolución natural de Jordan, no su sucesor. El jugador más cercano a la mayor leyenda del baloncesto, tanto en estatura como en el estilo de juego, quizás sea Kobe Bryant. LeBron podría ser el jugador que hubiera sido Jordan de haber nacido varias generaciones después, cuando el juego es más físico, la media de estatura es ligeramente mayor y el jugador clave es aquel que domina varias posiciones en la cancha. El único jugador capaz de sobrevivir hoy en día es el jugador total

Tal vez ese desprecio sin motivo fundado estuviera desde la prepotencia del jugador en sus gestos, que no era otra cosa que la cultura de una generación que se basa aún hoy en el desafío personal dentro de la cancha como forma superlativa de motivación. El caso es que, amparándose en la ley matemática de cualquier deporte, aquellos detractores del jugador se siguen refugiando aún en aquel récord que LeBron nunca podría superar y que Jordan convirtió en inalcanzable: los seis anillos de campeón. 

"Podrá tener todos los premios individuales que quiera, pero no tiene un anillo". Y esa frase parecía lapidaria para un jugador que se ha convertido en inspiración y en disfrute, en leyenda por derecho propio. LeBron James lleva desde los quince años soportando sobre sus hombros la pesada carga de la comparación, la doliente carga de que ninguno de sus esfuerzos vale apenas nada si no tiene un campeonato en su palmarés. 

Ha hecho falta que James llegase a las finales de la NBA en dos ocasiones y las perdiera. Una en 2007 y otra en 2011. Hizo falta que aprendiera lo que era perder, que jugase en equipo, que su mayor preocupación fuese hacer mejores a sus compañeros. Hizo falta un cambio de franquicia, una difícil decisión que le acarreó aún más enemigos. También ha hecho falta que se calmaran los ánimos en el vestuario de su actual franquicia, Miami Heat, que el conjunto madurase y no se creyera victorioso antes de tiempo. Hizo falta un entrenador ninguneado por todos, vilipendiado y relegado a la condición de un pelele sin voz delante de sus estrellas. Hicieron falta unos duros playoffs, donde en cada serie de partidos se le planteaba un desafío diferente al equipo. Hizo falta aprender de cada una de esas series, de ajustar sus errores para llegar fuerte a unas finales. 

Y en ellas LeBron ha sido líder, guía, maestro y guerrero. Volvió a superar récords, se acercó a los números de leyenda, pero nada de eso le importaba. Por fin iba a conseguir la única estadística que ha perseguido a lo largo de su vida: conseguir un 1 en un casillero muy particular. El anillo. Con 27 años, el jugador se proclama campeón de la NBA por primera vez, en el momento de mayor madurez, a tiempo de cerrar una dolorosa página de su historia para la que siempre ha sentido que fue creado. 

El sueño se ha hecho realidad. Pronto descubrirá que aquellos que dudaban de él le seguirán odiando. "Tiene un anillo, pero no tiene los seis de Jordan", dirán ahora, y siempre habrá un motivo, sea este u otro diferente, para que LeBron siempre esté un escalón por debajo. Como si Karl Malone, Charles Barkley o Patrick Ewing nunca hubiesen existido, víctimas todos de la inevitable consecución de un título para pasar a la historia. 

LeBron James tiene un anillo. Sin embargo, sigue siendo la misma persona que era justo antes de jugar el último partido de las finales. El auténtico héroe se había forjado cuando vivió el dolor del fracaso, cuando se enfrentó a sus fantasmas y entendió que lo más importante era aprender, que el mayor tesoro era el esfuerzo y no el éxito, que la vida se medía por lo vivido, no por lo ganado. LeBron se convirtió en un héroe antes de haber ganado un solo anillo. 

Animal Man #1



La edición de ECC de Animal Man incluye los 6 primeros números de la serie original


Animal Man, o lo que es lo mismo, su alter ego Buddy Baker, es uno de esos casos curiosos en el mundo del cómic en el que un personaje que ha estado presente desde el principio tiene una popularidad por ciclos, con periodos en los que llegó a ser parte de la Liga de la Justicia y otros en los que ni siquiera tenía serie propia. Esos ciclos han ido marcados por los guionistas que han encabezado las series, destacando los períodos de Morrison y Delano, así como los diferentes tonos con los que han tratado al personaje. Animal Man ha tenido aventuras propias de un superhéroe normal, otras más espaciales, el periodo metanarrativo de Morrison o el toque más social que aportó Delano

Ahora está al frente de la serie Jeff Lemire, una de las jóvenes promesas de la editorial, para traernos la enésima reinvención de Buddy Baker, donde es un superhéroe prácticamente retirado y su rol es más cercano al de padre de familia. De hecho, se podría decir que en este arco argumental Buddy es más un espectador y el protagonismo se le cede a su hija Maxine, que descubre que también tiene poderes que amenazan con ser superiores, y con ello más peligrosos, que los de su padre. Lemire nos sumerge en una historia oscura, con toques de terror en un ambiente incómodo, estando más cercano a la línea Vertigo que a las series de superhéroes propias de DC, lo cual es un importante motivo para acercarnos a esta serie aunque sea por la curiosidad de ver algo diferente.

Sobre el dibujo de Travel Foreman hay que decir que de entrada resulta bastante tosco, e incluso se podría calificar como feo, pero es cuando se revela la verdadera esencia de la historia cuando podemos apreciar todo su potencial. Al ver los extraños e inclasificables monstruos a los que debe enfrentarse Animal Man en este arco da la sensación de que no habría otro dibujante mejor para trasladar al papel la pesadilla en la que nos introduce la historia de Jeff Lemire. No faltan por tanto razones para descubrir a este Animal Man y de paso La cosa del Pantano de Scott Snyder, serie que llegará en breve a nuestro país y con la que se prepara un inminente cross-over