martes, 29 de mayo de 2012

"Voy un momento al baño"



"El edificio está en llamas, todos huyen despavoridos y seguramente los cimientos se derrumben en apenas unos segundos. Voy un momento al baño..."


En todo cómic de superhéroes puede encontrarse la célebre situación en la que el protagonista debe desvanecerse de manera sutil a la vista de sus compañeros para reaparecer convertido en el héroe que soluciona la situación de peligro en una intervención milagrosa. 

Las preguntas se censuran, las incoherencias argumentales se tapan, la lógica queda suspendida por un instante y el guionista hace un pacto silencioso con el lector para que éste le conceda esas décimas de segundo en las que nadie advierte la ausencia del protagonista y, al mismo tiempo, atribuye la llegada casual del héroe a un milagroso golpe de fortuna. 

Aquella fisura de la historia se parece mucho a otra con la que el cómic convive a diario, y no es otra que la transición entre viñetas, ese instante de tiempo inaprensible en el que nuestro inconsciente rellena el hueco que existe entre la secuencia de imágenes y la reconstrucción de la acción, algo que sólo ocurre a partir de nuestra propia voluntad como lectores. 

Quizás sean los efectos que mejor desvelan la manera en que el cómic se desarrolla a partir de la psique del lector. Todo ocurre en su cabeza, él define el ritmo de la acción, él dispara las armas, inventa los sonidos, configura los tiempos muertos, decide las voces de los personajes y rellena las elipsis que imponen las imágenes con su propia interpretación de lo acontecido. Creamos nuestras propias reglas al mismo tiempo que nos adentramos en el universo que se nos presenta. 

Se trata de un proceso en parte parecido al de la lectura tradicional, sólo que a un nivel muy diferente. La estructura del cómic, que implica lo visual y lo literario en la misma proporción, comporta también procedimientos únicos en la manera en que nos enfrentamos al material del cómic. El pacto silencioso entre artista y lector. La historia ocurre en nuestro pensamiento y no en un trozo de papel. 

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