lunes, 9 de julio de 2012

The Red Wing


Interesante la línea de Panini Comics titulada Cult Comics, en la que está dando cabida a grandes obras desvinculadas del universo Marvel, como la que nos ocupa. En esta arriesgada visión futurista, Jonathan Hickman propone un argumento y una ficción muy deudora con los relatos de ciencia-ficción pulp de los años 50 y 60, en la que no faltan los viajes en el tiempo, las guerras interdimensionales y los pilotos de grandes naves espaciales al estilo de Star Wars

Con todos esos elementos combinados, Hickman crea un guión muy personal que se sirve de esos elementos propios de la cultura popular para edificar un relato en torno a la concepción del espacio-tiempo, la responsabilidad de los actos del ser humano, los vínculos paterno-filiales y el puro disfrute de poder moverse en torno a una ficción plenamente autónoma que funciona de manera circular. Los resultados son, sin embargo, dispares en tanto que la obra peca de un cierto ensimismamiento en la manera de narrar sus acontecimientos. 
A pesar de esta deriva narrativa, convertida en una colección de muchos elementos apuntados, esbozados, pero que nunca terminan de despegar, el cómic queda plenamente sustentado por el concepto visual de un Nick Pitarra que toma las referencias de los grandes maestros del género (Moebius planea con vuelo firme sobre estas páginas) y crea, al igual que Hickman con la escritura, un universo visual muy particular. El innovador uso del color blanco como generador de espacios y de ralentíes en el tempo narrativo, junto con la utilización de splash pages muy cercanas al concepto que hacía de ellas Frank Miller en su controvertido El contraataque del caballero oscuro, pueden contarse entre las grandes virtudes de un cómic absolutamente atípico. 

Da la sensación de que la obra quedase a medio perfilar, como si no se atreviera a ahondar en las arriesgadas decisiones que toma y esos hallazgos visuales quedan en simples coqueteos con la innovación narrativa. De lo único que se puede acusar a The Red Wing es de excesiva libertad artística. 

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