martes, 14 de agosto de 2012

Tierra X


Tras el indiscutible éxito de Kingdom ComeWildstorm le encargó a Alex Ross un libro de bocetos de los personajes del universo Marvel y éste se decidió por dar una visión del futuro marvelita, muy al estilo de la citada obra de la Distinguida Competencia. Ross iba acompañando los bocetos con texto que situaba al lector en el contexto de cada personaje, cuando decidió ponerse en contacto con Jim Krueger para que le ayudase a perfilar y desarrollar algunas ideas. Durante las conversaciones entre ambos autores las ideas fueron creciendo y engranando hasta que el primigenio libro de bocetos acabó dando lugar a un cómic completo llamado Tierra X.

Tierra X nos sitúa en un futuro distópico en el que toda la población de la tierra ha desarrollado mutaciones obteniendo poderes de todo tipo (esta vez me ahorraré la referencia a la otra obra de Ross). El cómic se relata desde el punto de vista de Aaron Stack, o X-51, un androide que se ve arrastrado a la luna por alguien que se hace llamar Uatu y le pide que vigile La Tierra y le cuente lo que ve, pues él ha quedado ciego y algo terrible va a suceder. Es entonces cuando nos sumergimos en ese futuro universo Marvel en el que parece que todo se ha echado a perder. Para todo seguidor de la casa de las ideas será más que disfrutable ver a los personajes que siempre ha leído luchar por un futuro en el que lo más fácil sería tirar la toalla y dar la espalda a todo.

Es admirable la capacidad de Ross y Krueger para manejar el gran elenco de personajes del que disponen y hacerlos encajar entre sí, dándoles además un destino sorprendente a la vez que creíble. Así nos encontraremos a un Capitán América sin fuerzas, cubierto por los harapos de la bandera estadounidense, pero que sigue sin conocer la palabra rendición; a Tony Stark encerrado en una armadura que ha ido creciendo hasta parecer más una suerte de Mazinger Z que lo mantiene aislado del mundo; un Peter Parker bastante fondón con una hija que ha aceptado y controla al simbionte o a un Namor mitad antorcha humana.

Sin embargo el guión falla cuando quiere hablar de moral y filosofía, con diálogos que no hacen más que dar vueltas en círculo a conceptos de esos que nos enseñaron en el instituto pero que parecen querer elevar a un nivel de conocimiento superior. Llega un momento en que no queda claro si están tratando al lector como un idiota o realmente Jim Krueger se hace la picha un lío. Por si esto fuera poco, en su ambición de hacer encajar todo el universo Marvel y explicar todos los sucesos hasta el momento, Krueger necesita recurrir a textos de apoyo al final de cada número para poder abarcar todo el contexto. Este recurso no sería tan malo si esas 4 ó 5 páginas no estuviesen compuestas por diálogos explicativos que resultan artificiales a todas luces. Lejos queda la maestría que demostró Alan Moore en Watchmen para sumergir al lector en un universo de creación propia.

Mención aparte merece el dibujo de John Paul Leon. Cualquier dibujante parte con desventaja cuando la portada corre a cargo de Alex Ross, y sin duda un primer vistazo a las páginas interiores puede resultar decepcionante. Sin embargo a medida que se avanza en el relato comprendemos lo bien que se ajusta el estilo de Leon, en el que la tinta y las sombras componen gran parte del dibujo, con el relato en el que sin duda la oscuridad es la tónica dominante.

Al terminar la lectura de Tierra X queda en el recuerdo la visión futura de esos personajes que todos conocemos y la tarea titánica de darle unidad a un universo tan variopinto, pero no se puede evitar la sensación de que se podría haber narrado de otra manera o que incluso hubiese sido más acertado mantener el esquema original de libro de bocetos con textos de apoyo, dejando en manos del lector completar el cuadro, pero los beneficios mandan y por desgracia no son pocos los lectores que prefieren un relato bien masticado, aunque para ello los hagan girar en círculos con algunos momentos de lucidez.

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