domingo, 16 de octubre de 2011

Namor: el primer mutante


Cuesta creer que Stuart Moore haya escogido a Namor para protagonizar una historia que poco tiene que ver con el personaje original, muy a pesar del sensacional dibujo de Olivetti

Hace unos cuantos años que Marvel encontró en las sagas y las dinastías apocalípticas continuadas el filón de oro, más aún cuando eso permite enlazar colecciones diferentes y agruparlas bajo un tema o una amenaza común. 

La llamada Maldición de los mutantes está regalando algunos de los peores cómics de los últimos tiempos. Lo único que parece importar en ellos es la inclusión de vampiros sin prestar ninguna atención al desarrollo ni la evolución del héroe, que siempre ha sido el mayor aliciente para la lectura. 

El príncipe de Atlantis ha sido siempre uno de mis personajes favoritos. A día de hoy puede que sea mi predilecto. Pero su personalidad, siempre arrogante, petulante y con muy poco tacto está pobremente representada aquí. Cualquier personaje podría haber encarnado en realidad la historia de Moore.


La presencia de Namor en los cómics actuales no suele prodigarse demasiado. Un personaje como él, siempre presente en las grandes batallas, en los grandes acontecimientos, el noble arrogante, el enamorado no correspondido, el superhéroe con menos habilidades sociales, el primer mutante y puede que el más poderoso, merece historias que estén a su altura. 


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