viernes, 4 de noviembre de 2011

El día más brillante


DC continúa abonado a los crossover hasta el punto de empatar unos con otros de manera ininterrumpida. Esto ha hecho que resulte casi imposible entender una saga sin las anteriores y que sea muy difícil adentrarse en el universo de la compañía entendiendo el argumento.

El otro error de DC reside en en que los guiones de estas sagas interminables tratan de unir a todos los superhéroes de la franquicia pero sin buscar apenas un sentido coherente. Están ahí porque tienen que estar y porque las viñetas se convierten en un concurso de "más difícil todavía", obligándose a sí mismo a sorprender al lector en cada página y terminando por resultar cargante. 

El dibujo es solvente, pero la planificación de las viñetas contribuye a que la densidad anule la historia. Demasiado personaje, demasiada historia cruzada y muy poco interés. El elevado precio de cada cómic hace también que la colección se convierta en una pieza de culto sólo para aquellos que han seguido las sagas de la compañía durante estos años. 

No puede hablarse de decepción, pues DC nos ha acostumbrado a ello. Su universo es tan impenetrable para nosotros como lo es para los propios superhéroes. La compañía continúa vendiendo humo a precio de oro, un humo que cada vez resulta menos sugerente.

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